Cuando nos preguntan a que nos dedicamos, la contestación habitual es “soy Ortopedista”, o “Cirujano Ortopedista”, algunos dirán “Traumatólogo” o tal vez “a la Traumatología y Ortopedia”. Vale la pena realizar una breve revisión del origen de los términos desde las perspectivas histórica y etimológica.
En el siglo XVIII, la cirugía no se encontraba muy avanzada. Sin los recursos posteriores de la asepsia y de la anestesia, la mayoría de los procedimientos eran dolorosos y frecuentemente complicados. Los Cirujanos no gozaban de gran estima entre los Médicos y quedaban relegados a un sitio mas próximo al de los “barberos”, aunque con ciertas diferencias y divisiones.
La Historia reconoce a Nicolás Andry de Bois-Regard (1658-1742) como el que acuñó el término “Ortopedia” al haber publicado en 1741 el libro L´Orthopedie: ou L´art deprevenir et de corriger dans les enfans, les difformites du corps. Le tout par des moyens a la porte des peres et des meres, et des touttes les personnes qui ont des enfants a elever, en el cual se reproduce el icono que ahora lleva su nombre: “el árbol de Andry” y que se ha convertido en el símbolo de la gran mayoría de las sociedades Ortopédicas del mundo. Es el árbol joven y encorvado sujeto a un poste recto que sirve de guía con el propósito de enderezarlo. Sin embargo, persiste la controversia histórica en torno a Andry en términos de la intención que tuvo al publicar su libro, y que para algunos consistió en delegar a los padres y maestros de los niños, la responsabilidad del adecuado desarrollo muscular y esquelético de los menores.
Ahora bien, la intención principal del presente escrito, no es la revisión histórica del término Ortopedia, sino de la connotación que tiene en nuestro mundo actual.
Desde el punto de vista etimológico proviene de los vocablos griegos ORTOS = recto, correcto y PAIS-PAIDOS = niño y del sufijo IA que significa estado o conocimiento; es decir, en concordancia con el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) el cual define a la palabra Ortopedia como “…arte de corregir o evitar las deformidades del cuerpo humano, por medio de ciertos aparatos y ejercicios corporales.” Y que es muy semejante al del título original del libro de Andry.
Por otra parte, la traumatología proviene igualmente del griego TRAUMA- TRAUMATOS = herida y LOGOS = idea, palabra, conocimiento, es decir, el estudio o ciencia de las heridas. La RAE la define como la parte de la medicina referente a los traumatismos y a sus efectos.
De todo esto surge la pregunta ¿realmente practicamos Ortopedia y Traumatología? ¿Son correctos los términos para definir a nuestra especialidad? ¿Realmente denota nuestro conocimiento? Creemos que no por las siguientes razones.
El término Ortopedia se refiere exclusivamente al tratamiento de los padecimientos en los niños, y por lo tanto excluye a los adultos. Si por extensión le agregamos el término Cirugía, entonces tendríamos la posibilidad de adicionar otra opción de tratamiento y no solamente la del procedimiento conservador, que originalmente fue la idea de Andry al acuñar el término. Pero aún, Cirugía Ortopédica no es un término que denote con cabalidad la extensión de la materia que ocupa a nuestra especialidad.
Por otra parte, resulta redundancia de palabras el decir Ortopedia Pediátrica, debido a que en su origen, ortopedia se refiere específicamente a los niños.
Si tenemos que la traumatología es el estudio de las heridas, tampoco define con precisión ni con especificidad a nuestra labor. Si cualquier parte del cuerpo puede estar expuesto a sufrir lesiones, entonces tenemos que cada especialidad médica tiene implícita su parte especial de traumatología. V.Gr.: traumatismos vasculares, lesiones oculares, lesiones pulmonares, trauma psicológico etc., que serían tratados por el angiólogo, por el oftalmólogo, por el neumólogo o por el psiquiatra respectivamente. Luego, tampoco sería correcto el definirnos como traumatólogos, debido a que no toda lesión es tratada por nuestra especialidad, y si, cada especialidad Médica conlleva su parte correspondiente de traumatología de su campo de aplicación.
Inclusive, el término ortopedista implica el sufijo ISTES = agente que deriva a su vez de ISMOS= doctrina, que lo priva de algún carácter científico a fin de situarlo como mera creencia.
Si analizamos a la gran mayoría de las especialidades médicas, éstas tienen como característica común que implícito en el nombre, va la descripción específica de su función.
Por ejemplo, la cardiología que significa estudio del corazón, la neurología que etimológicamente significa estudio de los nervios etc.
En el caso de la Ortopedia, el término es restrictivo a solo un aspecto de la especialidad como vimos anteriormente, y traumatología, aparte de ser ambiguo, no es específico de nuestro trabajo médico-quirúrgico.
Es indudable que la fuerza de la costumbre termina haciendo común lo que en principio no debería de serlo, como el caso que ahora nos ocupa.
Se han hecho intentos de denominar al estudio de las enfermedades del sistema óseo de diversas maneras, sin haber prosperado en su cometido. La tradición y la costumbre han impreso el sello indeleble del nombre de nuestra especialidad en el seno de la sociedad y es poco probable de que cambie algún día.
Imaginemos referirnos a nuestra especialidad como Cirugía osteoarticular, o tal vez como osteoartropatología, o más eufemísticamente como osteoartrorabdomiología para hacer alusión a los componentes básicos del aparato locomotor: huesos, articulaciones y músculo estriado.
Mientras permanecemos en el limbo de la semiótica, el término Ortopedistas continuará siendo el nombre como nos conoce y denomina la sociedad, a pesar de que no sea el más adecuado para nombrarnos o definirnos.